El transporte eléctrico es la novedosa tecnología que no solo nos ayuda a cuidar del planeta, sino también de nuestra salud y de nuestro bolsillo.
Según una estimación de ONU Medio Ambiente, si la totalidad de la flotilla actual de buses y taxis en la Ciudad de Panamá fuera reemplazada por medios de traslado eléctricos, se ahorrarían casi 500 millones de dólares en combustibles para 2030 y se evitarían las emisiones de 8.5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2eq).
La contaminación del aire mata cada año de forma prematura a casi 7 millones de personas en el mundo. La situación podría agravarse en los próximos años en América Latina y el Caribe, donde el traslado vehicular, principal foco de emisiones de carbono, está experimentando un crecimiento acelerado. En Panamá, la transición hacia el uso eléctrico en el transporte público ayudaría a evitar la muerte prematura de más de 400 personas debido a enfermedades respiratorias asociadas a la calidad del aire.
La flota automotor de la región se está expandiendo más rápido que en cualquier otra zona del mundo y podría triplicarse durante los próximos 25 años, lo que se traduciría en un colapso de las infraestructuras viales de las ciudades y en un aumento proporcional de emisiones contaminantes. Para evitar este dramático escenario, varios países de la región están implementando innovadoras legislaciones y proyectos que fomentan la movilización eléctrica y están empezando a introducir buses libres de humo, en sus sistemas públicos de transporte.
ONU Medio Ambiente promueve esta transición en América Latina y el Caribe a través de MOVE, una plataforma que brinda a los países asistencia técnica, entrega de recursos internacionales, capacitación y soluciones políticas para acelerar el despliegue de la tecnología eléctrica en el área automotriz.
De acuerdo con el más reciente reporte de la Agencia Internacional de Energía, actualmente, circulan en el mundo 3 millones de automóviles eléctricos de pasajeros, el doble que en 2016. Para 2040, se espera que 55% de los nuevos vehículos vendidos sean eléctricos, lo que equivaldrá a una tercera parte de la flota mundial.
En Panamá, el Gobierno nacional, sus autoridades, las empresas de energía y transporte, el sector privado y la sociedad civil organizada se encuentran trabajando en la confección de estrategias para promover la movilidad eléctrica y reducir emisiones contaminantes.
En esta línea, la Alcaldía de Panamá desplegó, desde el mes de agosto, un plan piloto que contempla la circulación de un bus eléctrico en el Casco Antiguo de Panamá. La unidad de transporte que parte de la Plaza 5 de Mayo, realiza ocho paradas en el centro histórico de la ciudad, con viajes gratuitos durante 6 meses, correspondientes al período de prueba.
Aunque en el Istmo ya se está trabajando en sembrar las bases, desde A&R consideramos que todavía hay mucha labor por realizar para lograr éxitos en esta materia.
El primer paso sería fortalecer el desarrollo de una matriz energética verde, tema al cual nos hemos referido en otros artículos. En Panamá se está trabajando, pero aún hay un gran potencial de desarrollo.
También planteamos la necesidad de promover el transporte eléctrico tanto en la esfera pública como en la privada, a través de incentivos económicos como la reducción de los aranceles a la importación de autos eléctricos; facilidades de uso y acceso al crédito, dado que en nuestros países las diferencias de precio entre autos convencionales y eléctricos son todavía enormes y solo son amortizables en usos intensivos, como transporte de carga, buses o flotas empresariales.
Es imperativo invertir más en el proceso de posventa de los vehículos y en el mantenimiento de los autos eléctricos, ya que el personal capacitado para esta labor es escaso y las universidades latinoamericanas aún no ofrecen esta formación.
Igualmente es importante promover la construcción de estaciones de recarga eléctrica a lo largo y ancho de las carreteras, ya que la infraestructura de recarga es vista como uno de los mayores desafíos en América Latina y el Caribe. Se tiene temor a la paralización del auto, antes de alcanzar su destino. Este miedo es infundado ya que en la mayoría de las casas y puestos de trabajo existen enchufes de electricidad y, considerando que los vehículos están estacionados más de 90% del tiempo, podrían ser cargados en todas partes a un costo casi 10 veces menor al de los combustibles fósiles.
Esperamos que próximamente Panamá pueda contar con una oferta eficiente y sostenible de opciones en materia de movilidad eléctrica, para reforzar así el compromiso con el desarrollo sostenible.